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Se ha pasado la vida imitando a deportistas, políticos, periodistas y cantantes en teatros, radios y televisiones, pero también en el ámbito privado, cuando alguno de ellos le contrata para que le sustituya en algún evento mediático o personal.

Él es el sustituto.

Pero hoy se ha plantado y ha dicho bastante: quiere dejar de ser un comparsa, un figurante, un secundario de su propia vida y ser reconocido por su talento como humorista y actor.

¿Será capaz de decir que no al presidente del Gobierno cuando quiera que le sustituya en el próximo viaje oficial? ¿Cómo se lo van a coger Quim Masferrer y Xavier Sardà cuando les diga que no piensa conducir más sus programas haciéndose pasar por ellos? Y lo que es más importante: ¿el público se reirá cuando salga al escenario siendo él mismo?

Pep Plaza nos ofrece un monólogo que no es un monólogo en compañía de más de 50 personajes que están ahí pero que no están. Un espectáculo inimitable que combina el humor, la sátira y la música.

90 minutos de auténtica locura.